¡Conozca su piel!

Este 23 de mayo se conmemora el día mundial del melanoma, pero ¿qué es un melanoma? Es la variedad más grave dentro de los subtipos de cáncer de piel. Corresponde a una proliferación maligna descontrolada de los melanocitos, células de localización principalmente cutánea a nivel de la epidermis y folículos pilosos; que dentro de otras funciones producen melanina, el pigmento que le da color a la piel. En el citoplasma de los melanocitos existe un orgánulo llamado melanosoma, en el que tienen lugar la síntesis, almacenamiento y transporte de los pigmentos de melanina. Los melanosomas son transferidos desde las dendritas del melanocito a los queratinocitos (células estructurales de la epidermis) vecinos de la epidermis, a la matriz de los pelos y a las membranas mucosas.

La piel es un órgano dinámico en constante cambio que se compone de tres capas principales: epidermis (capa externa), dermis (capa media) y tejido celular subcutáneo (hipodermis). La epidermis o capa externa esta compuesta principalmente por los queratinocitos (80-90%) que se desarrollan desde la capa basal de una manera controlada y ordenada: las nuevas células sanas empujan las células más antiguas hacia la superficie de la piel, donde mueren y finalmente se desprenden. Este proceso de diferenciación celular llamado queratinización es fundamental para la formación de una barrera cutánea protectora eficaz frente a noxas externas como agentes patógenos y rayos UV.

Otros tipos celulares presentes en esta capa son los melanocitos, células de Langerhans (inician y regulan respuesta inmune cutánea) y células de Merkel (mecanoreceptores de tacto y presión). En la piel normal, aproximadamente 1 de cada 20-40 células de la capa basal y suprabasal es un melanocito. Cuando algunas de estas células desarrollan daños del ADN o material genético, las células nuevas pueden comenzar a crecer sin control y, con el tiempo, pueden formar una masa de células cancerosas.

A pesar de que existen algunas teorías no está claro qué provoca el cambio en el ADN de los melanocitos y cómo esto produce un melanoma. Es probable que este fenómeno sea el resultado de una interacción entre factores genéticos, ambientales y mecanismos de defensa antitumorales propios. Sin embargo, se cree que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol es el principal factor causal del melanoma y carcinomas cutáneos derivados de los queratinocitos (basocelular y espinocelular).

El Dr. Nelson Lobos, médico especialista en Dermatología y encargado de Docencia en la Residencia de Dermatología en INC explica que el melanoma aparece más frecuentemente entre los 40 a 60 años, pero puede manifestarse a cualquier edad.

Cabe destacar que puede localizarse en cualquier lugar del cuerpo, no necesariamente en aquellas expuestas al sol. Según el tipo de melanoma existe preferencia por una localización específica. Por ejemplo, el tipo de melanoma de extensión superficial que corresponde a la mayoría de los casos (aproximadamente 70%) se localiza más frecuentemente en tronco en hombres y piernas en mujeres. También, aunque con muy baja frecuencia puede desarrollarse en ojos, leptomeninges, oído y mucosas (nasal, oral, genital)

Agrega que “dentro de los principales factores de riesgo asociados a melanoma podemos mencionar antecedentes personales o familiares de melanoma, fototipo cutáneo I/II (personas de piel blanca y sensible, en general de ojos azules, cabellos rubios, pelirrojos o castaños), uso de cámaras de bronceado (camas solares) sobretodo antes de los 35 años, antecedente de quemaduras solares sobretodo durante la infancia, portadores de síndromes genéticos con predisposición al cáncer (p. ej., xerodermia pigmentoso), número aumentado de nevos o lunares (más de 100), antecedente personal de carcinomas cutáneos e inmunosupresión (por ejemplo, usuarios de fármacos inmunosupresores, receptores de trasplantes de órganos sólidos, infección por VIH).

Y en relación con su evolución, la mayoría debutan como lesiones nuevas planas o solevantadas y pigmentadas o no pigmentadas sobre la piel de aspecto normal (70% de los casos), mientras que el resto (aproximadamente 30%) se desarrollan a partir de un nevo pre-existente. Inicialmente, se encuentran en epidermis y no invaden capas mas profundas de la piel. Luego, con el tiempo si no se extirpan precozmente pueden invadir capas más profundas aumentando el riesgo de diseminarse (metastizarse) a ganglios y tejidos viscerales como hígado, pulmón y cerebro. Por esto, el melanoma es el principal causante de muertes por cáncer de piel”.

Un melanoma detectado en fase inicial, antes de producir invasión a los tejidos, tiene un excelente pronóstico y bajo riesgo de metástasis, por ello la importancia de consultar precozmente a un médico especialista.

¿Cómo debo cuidarme la piel para evitar esta enfermedad?

  • Evitar exponerse al sol de forma recreativa entre las 10 a 16 horas (sobre todo personas que realizan deportes en estos horarios).
  • Protector solar FPS 30-50 cada 2 a 3 horas entre las 10 y 16 horas: es un elemento de protección, no una herramienta para aumentar la exposición solar. Debe complementarse con las medidas físicas. Re aplicarse en caso de realizar deportes, mojarse (duchas, piscinas y agua de mar) y secarse con toalla.
  • Ropa y sobreros de ala larga tipo legionario con visera y cobertura de orejas y cuello.
  • Camisetas de manga larga y cuello cerrado (color negro FPS 20).
  • Si es posible usar ropa con protección UV entre FPS 25-40.
  • Lentes solares idealmente certificados con protección UV (color oscuro de los cristales no es suficiente).
  • Regla de la sombra: personas que trabajan bajo techo tienen 10-20% menor radiación UV (RUV) que los que trabajan al aire libre.
  • Niños no deben exponerse de forma recreativa: se cree que reciben más de tres veces de exposición a RUV que adultos porque hacen más actividades al aire libre. El 50-80% de la RUV de nuestra vida la recibimos antes de los 18 años, siendo esto lo que podría determinar el escenario desde donde puede generarse el cáncer de piel.
  • Exposición solar necesaria para producir vitamina D: solo exposición de brazos y antebrazos sin protector solar durante 10 a 15 minutos, al menos dos veces a la semana.

Epidemiología del melanoma en Chile

Entre los diversos cánceres de piel el melanoma da cuenta del 2 a 4% de ellos, sin embargo, causa el 90% las muertes por esta condición. Además, de afectar a mayores de 65 años tiene una importante incidencia en adultos jóvenes, impactando fuertemente a la salud pública por los años de vida perdidos.

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer dependiente de la OMS determinó que el año 2018 la incidencia de melanoma para ambos sexos a nivel mundial fue de 3.8 por cada 100.000 habitantes y su mortalidad fue de 0.8 a 1.2 por cada 100.000 habitantes, ocupando el lugar número 20 y 23, respectivamente del total de cáncer registrados. Se estiman 3.5 millones de pacientes nuevos diagnosticados cada año y que duplicará su incidencia en la próximas dos décadas.

La estadística más reciente entregada por Plan Nacional de Cáncer y su Plan de Acción 2018- 2028 determinó una tasa cruda de mortalidad de 0.8 a 1.2 casos por cada 100.000 habitantes entre los años 1997 y 2015”.

Herramientas para la pesquisa precoz

Los nevos normales son de color uniforme de tonalidad café a negro, tienen un borde neto que lo separa de la piel adyacente, son ovalados o redondos y, a menudo, tienen menos de 6 milímetros de diámetro. La mayoría de ellos comienzan a aparecer en la primera infancia y pueden seguir apareciendo hasta aproximadamente los 40 años. En la edad adulta, la mayoría de las personas tienen entre 10 y 40 nevos, pudiendo cambiar de aspecto con el tiempo e incluso desaparecer con la edad.

Dice que “tomando en consideración lo anterior, algunas características que nos pueden hacer sospechar la presencia de melanoma son nevos o manchas pigmentadas congénitas (que aparecieron en los primeros 2 años de vida) o adquiridas en la piel que hayan sufrido cambios de tamaño, forma, color, irregularidades de sus bordes o acompañadas de síntomas como dolor, prurito y/o hemorragia. También lesiones de reciente aparición asociadas a crecimiento progresivo o heridas que no cicatrizan en tiempo prudente (aproximadamente un mes)”.

Una herramienta útil para reconocer algunas de las características y cambios descritos que nos permite sospechar la presencia de un melanoma es la REGLA DEL ABCDEFG:

  • A: Asimetría o forma irregular, como dos mitades que tienen un aspecto muy diferente.
  • B: Borde irregular, con cortes u ondas.
  • C: C Más de 3 colores o una distribución desigual de éstos.
  • D: Diámetro mayor a 6 milímetros
  • E: Evolución. Aumento de tamaño, cambio de color o forma, desarrollo de nuevos síntomas y signos asociados al nevo, como picazón o sangrado.
  • F: Firme, consistencia firme o dura a la palpación
  • G: Crecimiento (“growth”) aumento de tamaño persistente durante mas de 2 semanas

Si el paciente presenta alguna lesión sospechosa de melanoma después de considerar lo previamente analizado debe consultar precozmente a un especialista dermatólogo para un examen físico completo apoyado con dermatoscopio (herramienta que permite caracterizar mejor cada lesión) y eventual extirpación para un análisis histológico (biopsia) y así, confirmar o descartar la sospecha diagnóstica. De confirmarse, debe ser etapificado  y dependiendo del estadío en que se encuentre el melanoma al momento del diagnóstico, se decidirá junto al comité médico multidisciplinario cual es el mejor tratamiento a seguir.

Seguimiento

Los pacientes que han tenido este tipo de cáncer, deben controlarse de por vida, del mismo modo que es necesario examinar a la familia directa del paciente, debido a que presentan un riesgo mayor de presentar la enfermedad.

Se conmemora este día para crear conciencia sobre el cuidado de la piel, obtener un diagnóstico precoz ante cualquier anormalidad que se detecte y aumentar las posibilidades de sobrevivencia asociadas a un tratamiento oportuno.

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Dr. Nelson Lobos Guede

  • Médico Cirujano, especialista en Dermatología, Universidad de Chile
  • Magíster en Salud Pública, Universidad de Chile
  • Magíster en Ciencias Médicas con Mención en Farmacología, Universidad de Chile
  • Dermatólogo Clínica Alemana Vitacura y La Dehesa, Instituto Nacional del Cáncer y Hospital Padre Hurtado
  • Subinvestigador Centro Internacional de Estudios Clínicos (CIEC)
  • Encargado docencia residencia dermatología – Instituto Nacional del Cáncer