La actividad de lanzamiento del libro “Historia del Instituto Nacional del Cáncer, un desafío en la lucha contra una enfermedad milenaria”, escrito por Francisco Vega y Juan Arraztoa, fue realizada en dependencias de la Universidad del Desarrollo, el 10 de mayo y contó con la presencia de la Directora de INC, Dra. Berta Cerda; el ex ministro de Salud, Dr. Enrique Paris; la ex subsecretaria de Salud Pública, Dra. Paula Daza; el Decano de la Facultad de Medicina UDD, Dr. Ricardo Ronco; el ex Director del INC, Dr. Patricio Gayán, y el actual jefe del CR de Docencia del INC, Dr. Ricardo Lillo, entre otros.

Francisco Vega Reichenberger sostuvo durante el lanzamiento: “Esta obra nace de innumerables conversaciones alrededor de unas buenas tazas de café que tuvimos con el Dr. Arraztoa, situación que hicimos diariamente por mucho tiempo. Conversar con un café y dar una mirada diferente al acontecer de nuestro país, pero también ver desde otro ángulo lo que sucedía en el Incancer eran nuestras conversaciones principales, pero por sobre todo como dar un contexto más profesional al CR Docencia, donde nos transformáramos en referentes para la institución y para otras instituciones de la salud. Todo esto desde nuestra mirada con la tranquilidad que dan los años y, también, por el cariño a la docencia que ambos profesamos y por el amor a esta magnífica institución en donde, espero pasar los últimos años de vida laboral.

En estas conversaciones, entre tantas cosas, el Dr. Arraztoa me contaba la historia del Incancer. Historia de la que él fue parte importante, como jefe de servicio y, además, como uno de sus directores, en donde dos acontecimientos marcaron ese tiempo; la perdida de la autonomía y luego la independencia y su proyección en el tiempo”.

El profesional del CR Docencia de la Subdirección Médica de Desarrollo Institucional del INC agregó que: “nada estaba escrito, al parecer todo fue un espejismo. Se crea el Instituto Nacional del Radium, luego aparece el Instituto Nacional del Cáncer. Lo que pasó en los años posteriores a su creación y anteriores al cambio del actual nombre no existe o ha sido cancelado. Particularmente creo en la teoría de la cancelación y asumí que no era posible que en nuestra institución eso ocurriera, que solo se escribiera lo que algunos por poder u otra situación desean dejar plasmado o por no darle significado real a los acontecimientos que ocurren en las instituciones, sobre todo las públicas.

Así nace el deseo de hacer este libro. Libro que debía hablar de la historia del Instituto Nacional del Cáncer, pero desde nuestra mirada, que no es otra que definir lo más cercano posible la gestión de los directores desde su inicio hasta la actualidad, no visualizamos las subdirecciones, los CR, las unidades, solo la gestión administrativa directiva y asumimos este sesgo”.

Discurso del Dr. Juan Arraztoa  pinchar aqui

“Tiempos difíciles, pero no imposibles”

Francisco sostuvo también que “la pandemia nos complicó, nos encerró y teníamos poco movimiento, se terminaron nuestras conversaciones alrededor de un café, pero buenamente no se terminaron alrededor del celular o también a través de Internet (zoom). Seguimos conversando y gestionando la creación de nuestro libro. Este, mi tercera obra tiene un significado emocional mayor a los otros. Soy una parte de la institución y pude ser parte del escrito de su historia.

Repasamos cientos de veces cada capítulo, cada oración, cada párrafo, en más de alguna oportunidad estuvimos desde las primeras horas del día hasta muy entrada la noche revisando, releyendo, sacando o anexando información. No fue fácil, pero teníamos un objetivo en común, escribir la historia sin mayores sesgos que los nuestros y estos estaban mirados desde la gestión.

Asimismo, este desafío fue con una mirada constructiva y sin asumir que uno u otro era más importante, cada uno puso lo mejor que tenía al servicio del otro. Por ello, creo que este libro tiene un 90% de transpiración, pero es de ambos, ni uno u otro tiene mayor preponderancia en su creación.

Posteriormente, una vez clarificados los capítulos, quisimos destacar al CR docencia y su proyección en una institución asistencial y la alianza con la UDD, entre tantos centros formadores. Alianza que ha permitido ayudar en la profesionalización de muchos médicos y también nos ha ayudado a profesionalizar a nuestros funcionarios en diplomas de su propia parrilla y por otra parte aquellos que nosotros ayudamos a desarrollar; como son los de oncología y docencia. Cabe hacer notar que las cinco subespecialidades que trabajamos con la UDD y la especialidad de radioterapia que la trabajamos con la U. de Chile, son programas del INC que las ha puesto al servicio de las casas de estudio con objeto de ayudar a mejorar cada vez más el trabajo de los pasantes y ayudar en la creación de especialistas para luchar contra esta enfermedad milenaria”.

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En entrevista con la periodista de la Unidad de Comunicaciones ambos autores entregaron más detalles:

Francisco Vega: FV

Juan Arraztoa: JA

¿Cuál fue su motivación principal para escribir este libro?

JA: “Al analizar la importancia que significa tener un Instituto Nacional del Cáncer para el país se pueden resumir en varias motivaciones: unas pueden ser políticas, otras epidemiológicas y otras personales, pero todas ellas apuntan a un fin común como es el manejo, tratamiento y mejoría del paciente que sufre esta terrible enfermedad. En esta entrevista no me referiré sino a las motivaciones personales que a través de los años me han impulsado a escribir este libro.

Cuando se observa el desarrollo que ha tenido la ciencia al tratar de entender el comportamiento de esta enfermedad a través de los años, lo que ella ha dejado en su paso con la estela de muertes y sufrimientos involucrando a miles de personas y familiares, obliga a hacer un alto en esta lucha sin cuartel para derrotarla. Esta reflexión, fruto de la maduración intelectual y de la experiencia, permite poner por escrito lo que se ha observado en una institución como es el Instituto Nacional del Cáncer. Observar, por ejemplo, el esfuerzo que han hecho las personas que trabajan en él.  Médicos, enfermeras, paramédicos, auxiliares de enfermería, administrativos, con un objetivo común en sus situaciones de trabajo al tratar de aliviar a las personas que sufren esta enfermedad. Mística expresada a través de una mancomunidad de esfuerzos silenciosos, es lo que hemos querido dar a conocer en este libro. A través de su desarrollo relatamos las diferentes etapas qué constituyen lo que llamamos el Instituto Nacional del Cáncer”.

¿Cuánto tiempo les tomó decidir hacerlo? y ¿Cuánto tiempo les tomó escribirlo?

FV: “En general esto duró como 4 años. Primero conversar y dar contexto demoró un poco más de un año, luego una vez que decidimos escribir el libro ocurrió lo de la pandemia y el aislamiento. Todas las instituciones que podían tener mejor y más información estaban cerradas. Por lo que debimos canalizar todo a través de otras instancias. Internet no tiene información sobre la historia del INC o la que tiene es de los años 30 y cuenta esa historia, nada más”.

JA: “Siempre pensé escribir lo que ocurría en el Instituto Nacional del Cáncer al cual llegué en 1960 y formé parte de él hasta el 2020. Primero como médico tratante, luego como jefe de Servicio de Oncología, cuando se perdió la independencia y más adelante como Director del nuevo Instituto del Cáncer una vez que se obtuvo su independencia del Hospital San José, y últimamente como jefe del Centro de Responsabilidad de Docencia hasta que me retiré.

Relatar lo que veíamos y exponerlo por escrito siguiendo un hilo conductor en el desarrollo de esta institución nos ha permitido conocerla en su intimidad. Por un lado, conocer la estrechez económica que afecta al desarrollo y crecimiento de este tipo de instituciones, y por otro, el gran esfuerzo que hacen las personas que trabajaban en el INC para realizar su labor y paliar los sufrimientos de estos enfermos, me llevó, después de una meditada reflexión dar a conocer lo que pasaba en esta institución. Esto culminó cuando la institución en los años 80- como fruto de la creación de los Servicios Regionales de Salud, creados como consecuencia de la reforma administrativa del país- motivó a las autoridades a fusionar el Instituto del Radium, antepasado del actual Instituto Nacional del Cáncer con el Hospital San José, creando el servicio de Oncología, perdiendo toda independencia tanto administrativa como de desarrollo. Esta fusión fue muy mal recibida por el personal del Instituto y fue el momento de mi llegada como jefe de Servicio de Oncología del hospital San José, después de un concurso ganado, motivó que deberíamos trabajar intensamente para lograr la independencia y comenzar a reconstruir un Instituto Nacional de Cáncer. Esta historia duró 5 años de trabajo y fue coronada con la obtención de la independencia y la creación del Instituto Nacional del Cáncer”.

¿En qué lugares investigaron y qué testimonios utilizaron?

FV: “Investigamos en el archivo nacional, en la Biblioteca Nacional, en internet lo poco que contiene, en las cuentas públicas que están en el portal institucional, en entrevistas a algunos exdirectores del INC para que nos dieran su mirada, en las memorias del doctor Arraztoa y, además, en nuestra experiencia profesional, puesta al servicio de ser una ayuda permanente. Saber que las diferencias, son solo eso diferencias y que debemos ser capaces de buscar soluciones, pero no en base a denostar sino a crear y creer en el otro y desde ahí potenciarnos. Esa en la mayor fortaleza que ambos tenemos, ser respetuoso del saber del otro».

¿Fue muy difícil lograr unir toda la historia?

FV: “Si, aun cuando sabíamos que es lo que queríamos investigar para dar contexto al libro, no era fácil después plasmarlo en un escrito. Encontramos información en donde la historia indica que no era un solo fundador del Instituto, sino que eran más de uno y que por motivos diferentes la historia política no permitió que se les indicara como sus fundadores. Esto lo dejamos escrito en uno de sus capítulos. Nos interesaba indicar el nacimiento del instituto, que motivó a sus fundadores, su autonomía, la perdida de ella, luego la independencia del hospital San José y lo que significó para los funcionarios de la época, el convenio con el hospital MD Anderson de Estados Unidos, además resaltar lo que hace en la actualidad el CR Docencia y su valor en la profesionalización de tantos especialistas médicos, enfermeros, tens, auxiliares, administrativos, profesionales no ligados a la salud como origen, pero si con un alto valor para conseguir el estándar que tiene nuestra institución. Creo que esto nos costó el mayor tiempo, el Dr. Arraztoa y yo somos perfeccionistas y, a pesar de haber escrito muchas veces un capítulo, cuando lo releíamos, nuevamente lo cambiamos con el fin de traspasar nuestra visión a los que tuvieran la oportunidad de leerlo. No sé cuántas veces leímos cada capítulo, en muchas oportunidades trabajamos desde las primeras horas de la mañana, hasta muy pasada la noche. Los fines de semana no eran para la familia, eran para el libro. Una vez que ya tuvimos la mediana certeza de que lo escrito estaba bien, nos saltó una nueva duda. Cuál capitulo era primero, segundo y, etc. y por qué sería primero y por qué el ultimo.

Buenamente, como lo indique anteriormente, ambos creemos en que el otro es un legítimo otro y puede disentir de lo que pienso y desde ahí nace esta obra, que es un trabajo que tiene un 90% de transpiración”. 

JA: “A propósito de este punto podría decir que lo más difícil fue recopilar todos los antecedentes qué había sobre una institución que prácticamente no existía. Preguntar al Ministerio por datos de hace 90 años, ir a consultar a la Biblioteca Nacional sobre las actas de su fundación, desarrollo y obtención de la independencia, etcétera, en un momento tan difícil para el país como la pandemia por el coronavirus. Fue muy difícil obtener toda esta información debido a las restricciones que había en el país, pero con tenacidad, dedicación y esfuerzo se pudieron obtener los datos necesarios para reconstruir esta historia”.

¿Qué fue lo inspirador de este desafío?

FV: “Hubo varios acontecimientos que nos inspíranos a hacer este libro. Algunos fueron un aguijón que dolía, como que no exista información clara de nuestra institución, como nace, como logra la independencia y quien la logra, luego los avances que ha tenido en su desarrollo. Por otra parte, para mí, fue un aguijón que, al decir de algunas autoridades, anterior a la actual dirección, los profesionales no ligados a la salud no podíamos tener opinión; basado en esto quisimos dejar plasmado nuestra opinión en un libro que escribiera la historia desde el nacimiento del instituto hasta nuestros días. Pero, también lo más importante era rescatar lo que se había realizado en cada periodo directivo y destacar a algunos de los funcionarios que han sido importantes en este proyecto llamado INC”.

 ¿Volvería a repetir la experiencia de escribir un libro?

FV: “Si, de todas maneras. Estoy pensando en escribir sobre la andragogía, es decir como aprendemos los adultos. Es un tema que me tiene muy apasionado y espero tener las fortalezas para hacerlo, soy docente en educación superior donde sobre el 95% son adultos y adultos mayores y creo que es necesario prepararse para trabajar liderando a otros. Pero también existen las debilidades, es muy caro hacer un libro. Este libro del INC fue costeado en un 90% por nosotros. He escrito dos libros y un documento para el MINSAL sobre el “Manejo del dolor crónico en personas de 15 más años, en atención primaria”. Además, en Internet tengo varios escritos sobre educación principalmente. El primer libro es sobre educación y está enfocado a la repitencia escolar. Indago en él de quien es la responsabilidad en la repitencia escolar, asumo, con mi sesgo, que el estudiante no es el responsable, pero es el único que paga las malas decisiones de otros. Lamentablemente, por tema de mis recursos económicos el libro solo se vende y se trae del extranjero y su valor es muy alto para nuestra realidad, y el segundo es este libro sobre nuestro Instituto”.

¿Qué fue lo más satisfactorio?, ¿con qué sentimiento u/o sensación se quedó al terminarlo?

JA: “Este punto nos permite decir que lo que se hizo es de una gran satisfacción, porque permitirá transmitir a las otras generaciones, que vendrán después de nosotros, contar lo que vimos y descubrimos en el desarrollo del Instituto. Mostrar a través de lo escrito en el libro, el compromiso de las personas que trabajan y trabajaron silenciosamente en el Instituto, su sacrificio para cumplir con su deber, el amor y dedicación a los enfermos sufrientes, el apoyo que recibimos de mucha gente para que se cumpliera la labor asistencial y especialmente el estímulo para poder hacer esta obra observando el trabajo muchas veces en situaciones difíciles. Sin olvidar por esto, ese sentimiento de agradecimiento transversal, no sólo a las personas que conocimos en el Instituto, sino que también en el Ministerio y en distintas otras partes que nos abrieron sus puertas y también a nuestros propios familiares que comprendieron el esfuerzo que tratamos de hacer”.

¿A quiénes agradece lo logrado?

FV: “Deseo agradecer a nuestro equipo directivo, que sabiendo que estábamos escribiendo un libro sobre la historia de nuestra institución nunca se acercaron a indicarnos o “aconsejarnos” lo que podíamos o no podíamos escribir, junto con ello espero sinceramente que cada uno de sus funcionarios asuman este libro como propio, es nuestra historia y está escrita. No son muchas las instituciones en las que sus propios trabajadores escriben su historia, el nuestro ya la tiene. También agradecer a nuestros compañeros y amigos del CR Docencia por su ayuda en recopilar información y sentirse parte de esta obra.

Espero sinceramente que el nuevo edificio sea una realidad que pueda vivir como funcionario, pero también espero que los actuales funcionarios seamos los actores principales en ese nuevo edificio. La tarea es ardua, debemos trabajar sin descanso; preparando, formando y capacitando a los actuales funcionarios para que ellos lideren ese nuevo edificio. Espero que así lo veamos los trabajadores y los directivos.

Gracias por esta entrevista que me permite evidenciar una vez más mi mirada del acontecer laboral de nuestra institución. Institución que el Dr. Arraztoa me enseñó a querer y que le expreso en estas líneas mi admiración y respeto. Dr. Arraztoa fue un honor haber trabajado con usted, gracias por creer que podía ser un aporte. Nos vemos en la próxima”.

JA: “Nuestro agradecimiento a todos aquellos con quien nos encontramos cuando pensamos hacer el libro y escribirlo, pero principalmente quiero resaltar la ayuda del Sr. Decano de Medicina de la Universidad del Desarrollo Dr. Ricardo Ronco por su confianza, comprensión y estímulo que nos permitió hacer muchas cosas en beneficio de la Docencia en el INC. También van nuestros agradecimientos a la Dra. Berta Cerda, Directora del Instituto que nos ayudó con su comprensión e interés en el desarrollo de esta obra. Hay muchas otras personas a quienes debemos agradecer cómo el Dr. Enrique Paris, ex ministro de Salud; a la Dra. Paula Daza, ex subsecretaria de Salud, a quienes se interesaron en este libro y de que de una manera u otra nos estimularon a seguir adelante. Gracias a todos ellos”.

¿Estará a la venta? y ¿Dónde se puede conseguir?

FV: “Si, esperamos recuperar algo de lo invertido. Su valor es de $10.000 y pueden acercarse al CR Docencia, donde con mucho agrado se los firmaremos.

JA: “En cuanto a la cantidad de libros que sean editado son el orden de 500 libros. Algunos se han entregado a título de regalo a algunas personas y otros números se han dispuesto para la venta. El financiamiento del libro ha sido personal de los autores con algunas donaciones obtenidas en forma privada. Para quien lo quiera debe contactarse directo con los autores”.

Algo más que quisieran agregar o destacar…

JA: “La pregunta más difícil. Trataré de ser lo más preciso y conciso posible dando a conocer mis sentimientos con respecto a esta institución a la cual llegué en 1960 y me retiré en el 2020. Son muchos años de mi ejercicio profesional dedicado al cáncer y a la docencia. Creando el Centro de Responsabilidad de Docencia, cuyo objetivo es formar el personal idóneo, comprendiendo a médicos, enfermeras y auxiliares para dar un mejor servicio a estos enfermos bajo el prisma de la especialidad en cáncer.

Durante todos estos años he visto cómo se ha desarrollado el conocimiento sobre el cáncer, cómo se ha entendido o al menos tratar de entender cómo se produce esta enfermedad, cómo se desarrolla en la persona que es agredida y plantearse un diagnóstico lo más preciso posible y luego aplicar los tratamientos más adecuados para vencerla. Es como ir subiendo en una escalera virtual hasta llegar a la cima en la cual brilla la estrella del éxito que es la derrota de esta enfermedad. Es como vencer al emperador de todos los males como lo dijo un autor en su oportunidad. Subiendo los escalones paso a paso ver cómo van cambiando los distintos tratamientos, cómo van apareciendo unos nuevos, cómo se llega a mejorar diagnósticos es una experiencia de vida muy importante para quienes nos  dedicamos a una especialidad como la oncología y ver cómo se van obteniendo resultados cada vez mejores en el tratamiento de estos pacientes, conocer a las personas que forman este Instituto, gente con un objetivo muy claro: aliviar a este paciente, que saben que muchas veces no tiene curación; sin embargo, le entregan todo lo mejor de sí, para poder vencer a esta enfermedad y darle una sobrevida mejor, son sentimientos muy importantes que lo van marcando en el transcurso del ejercicio de la profesión y que son valiosísimos para darle una mística a esta institución.

Cáncer es una enfermedad muy destructiva, es un terremoto familiar, que afecta no sólo a la persona que la sufre, sino que a todo su entorno familiar. Tenemos la obligación de mejorar dentro de lo que se pueda las condiciones físicas de estos pacientes, el apoyo espiritual, psicológico es para el ser humano muy importante. Permite aliviar en parte la desesperanza qué significa tener este diagnóstico y observar cómo se va deteriorando cada vez más su organismo físico. Ver a esa familia cómo sufre al constatar que su ser querido se va destruyendo. Esta situación nos permite hacer un tremendo esfuerzo para ayudar a esas familias y aliviarlos.

Esta enfermedad es un desafío muy importante en este siglo no sólo en lo personal sino para el país, luchar para lograr más medios y mejores condiciones para tratar a estos pacientes es una obligación de Estado. Creemos que es indispensable que en este ascenso virtual que hacemos en la escalera para llegar a la estrella de la victoria, en la cual hay mucha gente que tiene que trabajar y este bastón se va pasando de generación en generación con un objetivo: vencer la enfermedad. Hoy día el Instituto necesita un traje nuevo, un edificio nuevo, están dadas las condiciones apoyadas por el Gobierno anterior, pero para que esto se lleve a efecto falta la voluntad del actual para que la construcción del nuevo edificio se concrete.

El cáncer es una enfermedad transversal, no es selectiva, se presenta en la élite, en la gente pobre, intelectuales y analfabetos, y con ese criterio de transversalidad debemos apoyar aquí en Chile, con visión de Estado y no de gobierno de turno que exista un Instituto del Cáncer con todos los medios que le permitan combatir esta enfermedad como ocurre en todos los países del mundo desarrollado. Los enfermos de cáncer no pueden esperar más porque el sufrimiento es muy grande”.


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